El ruidoso silencio de la generación de la guerra
Tras "Ku'damm" y "Weissensee", Annette Hess ha reescrito ahora su propia novela en una serie. "Deutsches Haus" trata del juicio de Auschwitz en Fráncfort y del silencio que persistió hasta entonces. Pero también es una historia de amor, culpa y emancipación.
Desde las series "Ku'damm" y "Weissensee", la generadora de ideas y autora Annette Hess es una de las más solicitadas en su profesión en el mercado alemán de series. Ignorando su participación en la serie menos agradable "Wir Kinder vom Bahnhof Zoo", Hess ha logrado en repetidas ocasiones contar destinos humanos con el telón de fondo de la historia alemana de una forma apta para las masas. También fue el caso de su novela debut "Deutsches Haus", publicada en 2018, que ahora se ha convertido en una miniserie de cinco capítulos para Disney+ bajo la dirección de Isa Prahl y Randa Chahoud y con un gran reparto de estrellas.
Corre el año 1963 y está a punto de celebrarse en Fráncfort del Meno el primer juicio de Auschwitz, en el que 22 antiguos hombres de las SS son acusados de participar en el exterminio masivo en el campo de concentración alemán, algo que niegan vehementemente con escandalosas afirmaciones. En la misma ciudad, el matrimonio Ludwig y Edith Bruhns (Hans-Jochen Wagner y Anke Engelke) regenta el restaurante "Deutsches Haus", que se erige en metáfora del silencio y la represión de los compañeros de viaje, así como de la ingenuidad e ignorancia de la generación de posguerra.
El fin de la ignorancia
La hija Eva Bruhns (Katharina Stark) está a punto de comprometerse con el heredero por correspondencia Jürgen Schoormann (Thomas Prenn) cuando, inesperadamente, la llaman como traductora de polaco para el juicio que comienza el 20 de diciembre. Es entonces cuando la joven, que hasta entonces había vivido una vida más bien ingenua, se entera de los horrores y atrocidades cometidos por los esbirros de las SS durante la guerra. Mientras tanto, durante mucho tiempo no tiene ni idea de lo que todo esto tiene que ver con ella misma y su familia.
Todo tipo de enredos privados rodean entonces el juicio. Por un lado, está el desarrollo emancipador de Eva, que la hace reacia a dejar que su prometido le diga lo que tiene que hacer y lo que no. Mientras tanto, su hermana mayor Annegret (Ricarda Seifried) lucha en un frente completamente distinto como enfermera pediátrica. En su pabellón, los bebés se infectan repetidamente con la bacteria coli, potencialmente mortal, y la razón de ello no se encuentra durante mucho tiempo.
El fiscal judío (ficticio) David Miller (Aaron Altaras) lucha consigo mismo y con un sentimiento de culpa que probablemente sea ajeno a los acusados. Entre ellos se encuentran Robert Mulka (Martin Horn) y Wilhelm Bogner (Heiner Lauterbach), cuyas vidas privadas forman otro hilo narrativo que demuestra que el odio y el rechazo siguen desempeñando un papel casi 20 años después del final de la guerra. El destino de la superviviente Rachel Cohn (Iris Berben), que presta testimonio, también lo representa y protagoniza varios momentos.
Una cultura del recuerdo en palabras
"Deutsches Haus" tiene sus momentos más fuertes en los testimonios de aquellos que sobrevivieron al campo de exterminio pero que nunca podrán superar lo que sufrieron, vieron y perdieron allí. Sólo se necesitan palabras, no imágenes, para comprender la humillación, el sufrimiento y el horror del campo en el que murieron un millón de judíos. La idea de concederles un minuto de silencio durante una visita al lugar para escrutar sus declaraciones es otro de los puntos fuertes de la serie.
Sin embargo, la buena intención desaparece una y otra vez tras demasiados acontecimientos privados. La historia de Annegret, la hermana de Eva, consumida por sus conocimientos y cuyos sentimientos se canalizan hacia otra parte, puede simbolizar el fracaso de muchas personas en aquella época. Sin embargo, cabe preguntarse si era realmente necesario. Y por muy bueno que sea señalar que la emancipación era todavía un concepto extraño en aquella época, la historia sobre el prometido de Eva y su padre (Henry Hübchen), que se desliza hacia la demencia y el olvido, también tiende a alargarte.
Con todo, "Deutsches Haus" vuelve a ser una realización de un doloroso capítulo de la historia alemana apta para las masas y que llega justo en tiempos como los actuales, en los que el antisemitismo vuelve a estar tristemente en auge. Sin embargo, el hecho de que ficción y realidad se entremezclen tan estrechamente en este difícil tema puede no ser del agrado de todo el mundo. De todas formas, que haya una segunda temporada depende del éxito internacional de la serie en Disney+.
Fuente: www.ntv.de