¿Por qué es tan fascinante Wolfgang Grupp?
Wolfgang Grupp es un fenómeno. Ha conseguido transmitir la impresión de que siempre ha estado ahí, y siempre lo estará. Y eso no cambiará, aunque ahora, a sus 81 años, ceda la dirección de su empresa Trigema a sus dos hijos. Porque Grupp es intemporal.
Traje a medida perfecto, corbata impecable, pañuelo a juego, gemelos, buenos modales: así es como se conoce a Grupp. Notablemente, se le conoce desde que empezó a utilizar un chimpancé con gafas y camisa para anunciar en televisión su empresa, que fabrica ropa interior y de ocio. Los anuncios han alcanzado el estatus de culto. Y Grupp también.
El hecho de que una mediana empresa conservadora de Baden-Wurtemberg lo haya conseguido es impresionante. No tiene ordenador en su mesa, lleva los correos electrónicos impresos y dicta sus respuestas a su secretaria. Grupp tiene una actitud, por decirlo suavemente, distanciada del mundo laboral moderno. En su empresa no trabaja desde casa. Motivo: "Quien puede trabajar en casa no es importante". Grupp trabaja en una oficina diáfana. Pero eso no tiene nada que ver con el Nuevo Trabajo: lo tiene todo a la vista. La jerarquía está clara.
Grupp dirige su empresa a la antigua usanza y es la encarnación del patriarca. Sólo él determina la dirección. Exige disciplina y rendimiento. Hace hincapié en el diálogo directo: "Si tengo algo que decir a un empleado, me dirijo a él y se lo digo. Puede hacer preguntas y yo sé si lo ha entendido". Grupp es un "jefe al que sólo puedes amar u odiar", escribió la revista de negocios "Capital", y añadió: "O ambas cosas".
"Hola fans"
Es precisamente esta cualidad fuera de tiempo lo que resulta encantador para los de fuera. Sobre todo porque Grupp también personifica al empresario familiar de la vieja escuela. Se responsabiliza personalmente de la empresa y responde con su patrimonio privado. Se siente comprometido con sus empleados y garantiza a sus hijos un aprendizaje en la empresa. En Grupp nunca se ha despedido a nadie por motivos operativos. No pide préstamos a los bancos: quiere ser totalmente independiente en sus decisiones.
A pesar de lo anticuado que es Grupp, tiene éxito con Trigema. En 1969 se hizo cargo de la empresa fundada por su abuelo en 1919. En aquel momento estaba muy endeudada. Grupp sacó a la empresa de los números rojos. El año pasado facturó unos 127 millones de euros y tenía unos 1.160 empleados. Antes había numerosas empresas textiles en los alrededores de Burladingen. Hoy sólo queda Grupps. Produce exclusivamente en Alemania. Durante mucho tiempo, esto se consideró anacrónico. Sin embargo, la pandemia de coronavirus ha demostrado lo problemáticas que pueden ser las cadenas de suministro globales.
La facturación y el número de empleados se han mantenido bastante constantes durante años. "Mi lema siempre ha sido que mi empresa sólo debe crecer hasta un tamaño en el que yo pueda supervisar y responsabilizarme de todo", explica a Capital. A Grupp no le gustan nada los directivos muy bien pagados que llevan a las empresas a la quiebra. Esto va mal con el público.
Mientras otras empresas tienen enormes presupuestos de marketing y publicidad, Trigema confía en Grupp. En tertulias y entrevistas se muestra muy crítico. Esto molesta a algunos, mientras que otros le aplauden. El hombre de negocios sabe cómo funciona el negocio de los medios de comunicación: las tesis empinadas aumentan la publicidad.
Su porte, sus trajes y sus opiniones fascinan a los periodistas, a los que muestra deliberadamente partes de su vida privada. Les invita a su villa con tejado de paja y les enseña su salón decorado con trofeos de caza, su enorme piscina y su capilla privada donde reza. Ha mandado construir un mausoleo familiar. Acude a las citas en helicóptero, con la etiqueta "Hola fans".
Grupp era un influencer antes incluso de que existiera el término.
Fuente: www.ntv.de