Tres salidas a la difícil situación de PISA
Alemania ha sufrido una nueva sacudida en PISA. Los alumnos del país obtienen peores resultados que nunca en el estudio internacional de la OCDE. En lectura, matemáticas y ciencias, los alumnos alemanes de 15 años se sitúan ligeramente por encima de la media. Los expertos y las asociaciones no se sorprenden por ello, ya que los problemas del sistema educativo alemán son conocidos desde hace años.
Al descenso general de los resultados, que se hizo patente en la media nacional debido a los cierres de escuelas relacionados con la corona, se suman las numerosas obras en Alemania: Escasez de profesores, inmigración, instalaciones escolares deficientes, falta de educación temprana... por nombrar sólo algunas. Las causas no faltan, pero ¿qué se puede deducir de ello? Tres enfoques.
1. la experta pide un replanteamiento
Marion Zirngibl atribuye los malos resultados de Alemania en el estudio PISA principalmente a la desigualdad social en el país... y a cómo se aborda. "Para entre el 20 y el 25 por ciento de los niños que crecen aquí, el derecho a la participación no se cumple", afirma la experta en educación de la organización de defensa de los derechos de la infancia "Save the Children" en una entrevista con ntv.de.
Según un estudio de la Fundación Bertelsmann, uno de cada cinco niños alemanes está en riesgo de pobreza. Sin embargo, la realidad de la vida de estos niños apenas se tiene en cuenta en las escuelas y guarderías. Contrarrestar esta situación no es principalmente una cuestión de dinero, sino de actitud.
"Las instituciones educativas tienen que preguntarse: ¿qué aportan estos niños, dónde pueden desarrollarse o participar?", dice la experta en educación. A menudo, la atención se centra rígidamente en los planes de estudio y las asignaturas, pero los niños de familias con bajos ingresos, en particular, suelen ser incapaces de seguir las lecciones. Las escuelas deben ser más sensibles en este sentido, afirma Zirngibl.
También aboga por una visión diferente de los niños. "Tenemos que ver a los niños y jóvenes como personas competentes, aunque no sean buenos en matemáticas", dice la experta en educación. Esto podría lograrse mediante proyectos alternativos en los que profesores y alumnos trabajen juntos en pie de igualdad, por ejemplo en el diseño de un aula segura y acogedora. "Por supuesto, también necesitamos más profesores y mejor equipamiento en las escuelas. Pero la pregunta es: ¿qué se puede poner en práctica inmediatamente? Se puede hacer mucho más", afirma Zirngibl.
2. un "fondo especial para la educación"
Alemania lleva años aumentando su gasto en educación. Mientras que en 1995 era de algo menos de 76 millones de euros, en 2022 será de más de 176 millones de euros. Sin embargo, según una comparación de 2020, el gasto per cápita en centros educativos estaba por debajo de la media de la OCDE. En vista de un "sistema escolar deteriorado", la aguda escasez de personal y el aumento de la migración, el sociólogo Aladin El-Mafaalani pide un "fondo especial para la educación" por un total de 100.000 millones de euros.
"Sin una señal de este tipo, ni siquiera podremos mantener a los profesores actuales en el sistema escolar, y no podremos hacer el trabajo atractivo para la próxima generación de profesores. Pueden ver cómo los más comprometidos se arruinan hoy", declaró El-Mafaalani a la revista Stern. Sin embargo, según el sociólogo, se está acabando el tiempo para enviar esa señal. "Mi preocupación es que en el futuro las elecciones las decidan sobre todo los pensionistas. Por eso tenemos que librar ahora las batallas distributivas necesarias; dentro de unos años, probablemente ya no será posible".
3. aprender de las naciones punteras
Cuando se trata de política educativa, a menudo se cita a Finlandia como modelo a seguir. De hecho, el país figura entre los primeros en las tres categorías del estudio PISA. En la década de 1990, el país cambió radicalmente su sistema escolar. Se introdujo un año preescolar obligatorio y los niños asisten a una escuela comunitaria durante los nueve primeros años. Sólo entonces pasan a un instituto o a una escuela de formación profesional.
La situación es similar en Estonia. El país báltico obtiene los mejores resultados de todos los países europeos en la clasificación PISA. También allí todos los alumnos aprenden juntos hasta el 9º curso. Además, a los niños y jóvenes con peores resultados se les trata de forma diferente que en Alemania, explica el investigador educativo Olaf Köller al programa Tagesschau.
"Se les saca y se les da un apoyo especial", afirma. Estonia ha creado centros especiales de asesoramiento para este apoyo individual, algo inédito en Europa. "Eso es otra cosa que nos falta: fijarnos en los alumnos débiles y luego ofrecer programas realmente inteligentes para apoyarles sistemáticamente", dice el experto.
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Fuente: www.ntv.de